Causas y consecuencias económicas de la Segunda Guerra Mundia

¿Es más fácil evaluar las causas de la Gran Guerra Patria ahora desde la distancia histórica y qué aspectos específicos del tema deben ser considerados?

No diría que es más fácil, pero tenemos la experiencia acumulada en esa distancia histórica y, lo más importante, ahora se ha revelado una variedad de razones, que eran latentes en aquel momento. Aunque las razones dadas por el stalinismo en el XVIII Congreso del PCUS (b) en 1939, siguen siendo la base para la mayoría de las estimaciones actuales del origen de la guerra. La metodología de la investigación histórica ha cambiado en 70 años no en un sentido revolucionario, pero en la actualidad se han abierto muchos archivos previamente clasificados. Y la comprensión de las lecciones del siglo XX avanza intensamente.

Hasta la fecha, en Occidente y Rusia se han creado puntos de vista diametralmente opuestos sobre los acontecimientos que precedieron a la guerra. ¿Cuál era el verdadero equilibrio de poder y cómo se formó?

La respuesta a esta pregunta se encuentra en gran medida en la comprensión de los orígenes y los resultados de la Primera Guerra Mundial. John Maynard Keynes escribió un artículo en el que analizó el impacto económico del Tratado de Versalles, se turbó en gran medida, porque con la creación de estrés para Alemania y su liderazgo, tarde o temprano tenía que terminar explotando en reacciones de respuesta revanchistas.

Ahora no estamos hablando de la culpabilidad de Alemania en el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial, eso está fuera de toda duda. Alemania tenía muchos deseos de ganarse su “lugar bajo el sol”, sin importarle los intereses de alguien más. Pero también hay que entender que Alemania se había convertido en uno de los dos líderes de la ola tecnológica que comenzó desde finales  del siglo XIX. Anteriormente el Reino Unido mantenía la hegemonía tecnológica y financiera mundial. En el siglo XIX se produjo una transición a la tercera estructura tecnológica, que es la energía del vapor, carbón, una red de bases navales y nodos de comunicación que eran la “perla” del Imperio Británico.

La población de Gran Bretaña de cara a la Primera Guerra Mundial era de 40 millones de personas, pero al mismo tiempo las colonias inglesas eran habitadas por 400 millones de personas, se trataba de un imperio global. Llega a 1913 con una hegemonía monetaria y financiera mundial indiscutible, precisamente, la libra esterlina era la base de las reservas de divisas del mundo (más del 80%) y, por supuesto, todo el comercio mundial sólo era posible gracias a que se basaba en una moneda fuerte respaldada por el oro. Los ingresos derivados de las colonias británicas superaban los propios ingresos nacionales. Sin embargo, tecnológicamente el Reino Unido estaba rezagado, detrás de Estados Unidos y Alemania. En la víspera del primer drama histórico-militar del siglo XX se desarrollaba la lucha entre estas tres potencias hegemónicas: una futura, una fracasada y una que iba de salida, las que con todas sus fuerzas trataban de mantener su dominio. Nos abstraemos de Francia, que entonces era más débil, y de Rusia a la que volveré más adelante.

De hecho, este era el estado de las cosas a que se había llegado. Hablando en términos publicitarios, diríamos que estos tres jugadores luchaban “por la dominación del mundo.” Pero en su esencia económica era una lucha sobre quién finalmente sería el centro de la economía mundial, cuyo sistema monetario y, lo más importante, cuyas reglas de comercio e inversión serían la base para un futuro orden mundial. Reino Unido entre 1920-1930, paso a paso perdió sus posiciones. Debido a la derrota en la Primera Guerra Mundial, Alemania también fue expulsada de esta carrera tecnológica.

Pero, dado que no se puede “traer una excavadora para demoler” todo el potencial acumulado: fábricas, tecnología, máquinas y herramientas que no se exportan a Francia y el Reino Unido, quienes estaban más interesados en la tecnología naval y, en menor grado, en maquinaria y otras tecnologías. El pueblo alemán, en especial el altamente calificados, en tal situación no tenía particularmente a dónde ir. La migración era su salida, pero los Estados Unidos a finales de 1920 sufría su “Gran Depresión” y se cerró para los migrantes y para las mercancías. Hay una fuerte energía revanchista de la humillada Alemania que comprime cada vez más el resorte.

¿Pero, la URSS y Alemania no eran adversarios en el pleno sentido de la palabra en el período anterior a la guerra?

Una pregunta muy importante. En 1922, la Rusia Soviética y Alemania dieron un salto para acercarse el uno hacia el otro. El acuerdo alcanzado en Rapallo produjo un shock, en un formato inesperado para todos los que se habían reunido en Génova, sobre todo para el Reino Unido y Francia.

Tanto Rusia como Alemania se encontraban en un estado extremadamente desfavorecido. El perjuicio de Alemania estaba en las condiciones del Tratado de Versalles, que le robó lo que incluso hoy día es difícil imaginar. Alemania tenía que pagar reparaciones, principalmente a Francia. Francia recibía la mitad de las reparaciones, tomando en cuenta que el volumen de esas reparaciones en el período de tiempo impuesto era superior al PIB anual de Alemania. Esta es una cantidad enorme. Alemania fue privada completamente de todas sus colonias, las que se convirtieron en territorios bajo mandato de la Sociedad de las Naciones, pero el control, de hecho, lo ejercían otros “depredadores imperialistas.” A Alemania le estaba prohibido tener fuerzas armadas de más de 100 mil soldados y cuatro mil oficiales, se le había quitado completamente la flota de submarinos y recortado la mayor parte de la Armada, más de la mitad de los buques pesqueros, la mayoría de los buques mercantes. Le fue quitada la mayor parte del territorio (Lorena, Alsacia), así como las áreas que quedaron a favor de Polonia. Y especialmente doloroso fue lo relativo al corredor de Danzig.

Rusia pretendía una victoria en la Primera Guerra Mundial, sufriendo enormes pérdidas, sobre todo humanas. Pero en vista del estallido de los acontecimientos de 1917, y la guerra civil que le siguió, siendo rechazadas todas las convenciones aliadas y obligaciones del gobierno zarista, así como la pérdida de la guerra por Alemania, Rusia se retiró del juego y ni siquiera fue invitada a la firma del Tratado de Versalles. El principal problema estaba en el hecho de que Rusia aún antes de la Primera Guerra Mundial no era un líder en tecnología, nosotros teníamos una, en términos modernos, alta dependencia de las importaciones y principalmente en el suministro de armas y equipo militar, incluso teníamos que importar municiones. Cuando inicia la Primera Guerra, el sistema de comercio mundial se desplomó, comienza la inflación, la depreciación del dinero, casi todos los países se “desvinculan” del “patrón oro”. Sin embargo, para las importaciones se mantenía el cálculo basado en el precio del oro. Un proveedor importante de armas y petróleo, como combustible para aquel conflicto militar, fueron los Estados Unidos. Lord Carson, dijo que “Europa navegó hacia la victoria sobre olas de petróleo” y el petróleo era suministrado por los estadounidenses.

Una de las razones que truncaron las oportunidades económicas de Rusia, el cierre del Bósforo y los Dardanelos, surgió porque Turquía como aliado de Alemania cerró el estrecho, cuando por medio de esa “arteria” circulaba el 70% de las exportaciones de granos de Rusia. Fue esencial.

En 1920, de la industria nos quedaba un 13%, Rusia era como alguien golpeado hasta casi la muerte, si imaginamos las pérdidas que sufrimos: Finlandia, el antiguo reino de Polonia, el territorio a lo largo de la línea Carson… Enormes trozos del país “arrancados con carne” y con sangre, por no hablar de las tensiones sociales internas. Como señaló en 1917, antes de la Revolución de Octubre, una cabeza muy astuta del Departamento de Planificación del Ministerio de Relaciones Exteriores, Príncipe Urusov: “De hecho, da la sensación de que ya hemos entrado en la cuarta dimensión, y los aliados se encuentran todavía en la tercera. Las revoluciones de febrero y octubre nos pusieron en otra dimensión con relación a la guerra”.

Por lo tanto, en 1922 realmente fueron “dos solitarios” quienes se reunieron en Rapallo para resistir de alguna manera a los rampantes “depredadores imperialistas.” Alemania necesitaba mercados y los encontró. Los encontró en el primer lugar entre los países “pequeños” de Europa del Este, que se forman a partir de los “fragmentos” del Imperio Austro-húngaro, otomano y ruso. Estos países no eran de importancia, por lo general, ni para Francia ni para Gran Bretaña, ya que ellos mismos habían caído en deudas, y la principal fuente de la que podían “obtener” todo tipo de reparación, era, por supuesto, Alemania. Rusia en ese momento se apartó de las garras de la intervención de los aliados y enemigos.

Entre Rusia y Alemania iniciaron una cooperación muy estrecha, que en muchos aspectos se manejaba en secreto. Esto es comprensible, era un interés común: fortalecer la defensa de Rusia y la restauración del poder militar de Alemania, la preservación de personal civil y militar, conocimientos y tecnologías en condiciones de “prohibiciones clínicas”. En Lipetsk, cerca Volsky, en Kazan, fueron desplegados centros de formación adecuados en el ámbito de la aviación, las armas químicas, la construcción de tanques; allí fueron entrenados oficiales alemanes junto con los nuestros, es decir, los futuros contrincantes, que ya para el momento, convertidos en Generales, podrían comunicarse entre sí en un ambiente informal. Este fue el período de la década de 1920. La cooperación en el marco de dicho plan se enicuentra reducida en 1933.

Además, teníamos un comercio más activo y de cooperación económica, Alemania exportaba equipos y tecnología que necesitábamos y nos prestaba asistencia técnica. Después de que Hitler llegó al poder en algunas áreas la cooperación cesó, pero en otras creció hasta llegar al 22 de junio 1941.

Vale la pena decir que la Unión Soviética desarrollaba su industrialización durante este período. Hubiera sido imposible sin la importación de equipos, tecnología y asistencia técnica. Principalmente por Alemania, y Estados Unidos después, fueron creadas 9000 plantas industriales durante ese tiempo. Era un trabajo sofisticado muy completo. Después de todo, la mejor forma de engañar a un cliente desinformado es venderle equipo caro y anticuado. Recientemente se ha divulgado documentos clasificados “Top Secret” y “de especial importancia”, que muestran cómo nuestros comerciantes o empresarios “vagaban” por toda Europa y buscaban el equipo necesario. Sabíamos lo que se necesitaba para recuperar la industria completamente maltratada y destrozada, los planes eran bien formados, las directivas se les daban muy detalladas.

En resumen, la cooperación entre Rusia y Alemania era bastante natural y complementaria. A pesar de la derrota en la Primera Guerra Mundial, Alemania se mantuvo como líder tecnológico mundial.

¿Qué papel jugaban en el juego geopolítico de ese período los EE.UU.?

Inicialmente, Londres y París impidieron la participación de los Estados Unidos en los asuntos europeos. Los círculos gobernantes de Gran Bretaña y Francia consideran a los estadounidenses como un bruto “advenedizo” en la geopolítica y Wilson con sus planes era un hombre extraño, para ambos. Es conocida la escena en la que Wilson hablaba acerca de sus también conocidos temas, mientras Lloyd George examinaba abiertamente a todos los participantes de la conferencia de París para entender qué impresión causaba en ellos. Esto, por supuesto, era el desdén imperial hacia los Estados Unidos, la ex colonia británica. Ni los británicos ni los norteamericanos estaban preparados para el enroque. Y aunque ya en 1913 los estadounidenses tecnológicamente y por su contribución a la economía mundial estaban preparados para asumir el papel de potencia hegemónica mundial, de hecho, tardaron 30 años en lograrlo.

En el período posterior a la Primera Guerra Mundial se dio una cooperación muy estrecha, abierta y oculta, el entrelazamiento de capitales accionarios entre empresas estadounidenses y alemanas. Es bien conocida la firme conexión de la IG Farbenindustrie con los estadounidenses, en particular, no sin la participación de los conocidos hermanos Dulles. La cooperación fue directa y, por otra parte, se mantuvo incluso durante la Segunda Guerra Mundial. Era una poderosa empresa química, que jugó un papel muy importante en la cooperación entre Estados Unidos y Alemania en el campo de la construcción de automóviles y tractores, productos químicos, incluyendo municiones, petróleo sintético y caucho.

Precisamente fueron los americanos quienes promovieron el “Plan Dawes” que sugiere préstamos a Alemania para que pueda pagar las reparaciones correctamente. El plan acercó a Alemania y los Estados Unidos, permitiendo aumentar la presencia del capital norteamericano. El papel de muchas personas conocidas, incluido el padre del futuro presidente John F. Kennedy, también fue importante.

En general, es interesante conocer el triángulo “Alemania – Estados Unidos – Rusia” en aquel tiempo. La imagen era multi-dimensional, y no es en blanco y negro.

¿Se podría decir que Rusia y los propios Estados Unidos nutrieron a su enemigo, podríamos decir que cuidaron al “león herido” que luego les atacaría?

Se puede decir con gran reserva. La posición estadounidense acerca de “cómo gobernar el mundo” llevó su proceso evolutivo. Ellos entendían que su poder económico y tecnológico era cada vez mayor, que necesitaban nuevos mercados, que era importante alejarse de la Doctrina Monroe (la doctrina de la no injerencia en los asuntos internos de los Estados Unidos en Europa, lo que limita la expansión de Estados Unidos al hemisferio occidental). Los estadounidenses se dan cuenta de que, de alguna manera, tienen que construir el sistema político y económico mundial, basados en los actores clave en el comercio y la seguridad mundial. Tanto en Rusia como en Alemania y China, los estadounidenses son vistos como socios, incluso durante la Primera Guerra Mundial. Esa posición, por supuesto, ha cambiado desde febrero y aún más en octubre de 1917. Cuando la Guerra Civil, el presidente Wilson eliminó a Rusia de la lista de posibles socios, y comenzó a considerar otras opciones, como el desmembramiento de Rusia y otras por el estilo.

Rusia no podía ser el socio que alimentara a Alemania, sobre todo porque éramos débiles. Las luchas internas en el partido y la Comintern giraba, precisamente, alrededor de dos escenarios futuros: si se convierte a Rusia en el generador para encender la revolución mundial o construir el socialismo en un solo país. Ganó la política estalinista dirigida al enfoque interno y la recolección de recursos para su propio avance. Lo único que podemos entregar a los alemanes es materia prima, madera y demás. En cuanto a nuestro interés en el suministro de tecnología, conocimientos y asistencia técnica de parte de Alemania, era aún más fuerte que el interés de Alemania en Rusia.

Hitler tenía elección. Sus déficits económicos podrían ya sea comprarse o, si no hay dinero, ser cubiertos por la fuerza. Además, aunque aún no se desarollaba la economía de guerra del Reich, Hitler tenía la ilusión de que Alemania era capaz de adquirir autosuficiencia en cuanto a recursos minerales y materia prima. Pero a medida que iba creciendo, se hizo evidente que escaseaban los principales tipos de materias primas de seguridad: el necesario petróleo, que se extrae en Rumania, necesitaban manganeso, por el que Hitler tuvo que pensar en Ucrania. Pero, lo más importante es que necesitaba un espacio vital donde se establecieran los colonos alemanes. Estas iniciativas fueron apoyadas por las autoridades de alto nivel en Alemania. Pero todo esto no empezó con Hitler, comenzó varias décadas antes. Ratzel entendía muy bien esto, tanto como Haushofer. Estas ideas pan-regionales se fueron desarrollando. Se creía que la base de la “idea paneuropea” estaba en el “espíritu alemán”, pero hay algunas otras ideas: “idea paneuroasiática”, “panamérica”, “panafrica” “idea panbritánica.” Hitler veía todas estas ideas. Y hacia dónde más se dirigiría el “límite” de la máquina alemana, es una situación que no fue tan predeterminada, como a veces pensamos.

También Stalin tuvo espacio para el juego diplomático. El examen de la posibilidad de una alianza Alemania – Unión Soviética – Japón – fue un dolor de cabeza para la diplomacia británica y sus servicios de inteligencia …

Alemania y Japón se convirtieron en enemigos de la URSS y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial y terminaron como perdedores. Hoy, sin embargo, ambos países están experimentando altas tasas de crecimiento económico. ¿Cuál es la razón?

En primer lugar, Japón fue uno de los ganadores y una de las grandes potencias en la Conferencia de Paz de Versalles. Esto es significativo. Alemania perdió ambas guerras, habiéndolas iniciado.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los dos se rindieron, pero enderezaron y con bastante rapidez. Hoy día, los dos países se encuentran entre las diez mayores economías. Pero hay algunos matices. Las causas comunes de una recuperación relativamente rápida de Japón y Alemania están asociadas con el interés de los Estados Unidos en el fortalecimiento del mundo occidental para enfrentar a la Unión Soviética. Con este fin los Estados Unidos aplicaron una potente inyección de inversiones en Alemania y Japón. También fue importante que la prohibición de las actividades de la industria militar en estos países les permitió liberar recursos para el crecimiento económico en el sector civil.

Sin embargo, estos dos países aún hoy tienen una soberanía limitada, limitación que es apoyada con la presencia de bases militares norteamericanas y su participación en alianzas militares. De hecho, uno de los objetivos de la OTAN es mantener a Alemania alejada de su exaltación excesiva y la autosuficiencia. Por lo tanto, hay un riesgo de venganza aún latente. Para Japón la situación es diferente, hay otro compensador para su influencia, que es China.

¿Qué comprendió exactamente la rendición de Alemania y Japón?

En primer lugar, la rendición incondicional incluido el desarme, la entrega de los criminales de guerra a la justicia, la pérdida de la soberanía política, la desnazificación y la privación territorial. Alemania se redujo en gran medida a favor de Checoslovaquia, Polonia y Lituania. La URSS, Francia y Bélgica también tomaron lo que se les debía.

En segundo lugar, la retirada de sus maquinarias y equipos. En total, Alemania recibió demandas materiales por veinte mil millones de Dólares. A la URSS le correspondía la mitad y, comprendiendo que era necesario compensar sus pérdidas lo más que fuera posible, la Unión Soviética trató de implementar un programa de reparaciones. Así, por ejemplo, fue aumentado significativamente el parque de máquinas Soviético. Pero en comparación con la magnitud de las pérdidas materiales que fueron 168 mil millones, por supuesto, esto sólo fue una compensación parcial. En 1947, los aliados comenzaron a impedir la exportación de materiales y equipos a la URSS desde las zonas de ocupación occidentales. Mientras que, al mismo tiempo, los estadounidenses tomaron alrededor del 95% de las patentes alemanas. Los Estados Unidos también se llevaron a los expertos científicos y técnicos (Wernher von Braun, y docenas de otros científicos y expertos). Particular atención se brindaba a las reservas de recursos estratégicos (agua pesada, uranio, manganeso, cromo, etc.).

Con respecto a Japón se hacía lo mismo, hasta matices tales como la privación del derecho a ocupar posiciones de liderazgo en las empresas a los administradores de la época de guerra. En Japón, hubo dos grandes olas, durante las cuales fueron recortados, en parte detenidos, todos los dirigentes administrativos de las empresas líderes cuyos logos son bien conocidos por nosotros hoy. De ese modo, después de la guerra, con la prohibición de algunas tecnologías (espaciales, ingeniería nuclear) se “ilegalizaba” también a las personas, quienes finalmente fueron obligadas a dejar su esfera de actividades o emigrar a los Estados Unidos. Esto ayudó a Japón y Alemania para concentrarse en los asuntos no militares. Y cuando los líderes de las corporaciones eran librados de sus arrestos domiciliaros o cumplían sus condenas, algunos de ellos regresaban al negocio. Hubo una especie de “revolución de cuadros”. Volvian para sostener, por así decirlo, una venganza de negocios. En la década de 1950 los Japoneses comenzaron a subir muy rápidamente y todo el ánimo de venganza se dirigió a aquellas áreas que tuvieran efecto en el mercado civil. La actitud ante la inscripción “Made in Japan” en la década de 1950 era la misma que, por ejemplo, ante el “Made in China” hace 20 años, o el “Hecho en Rusia” hace 10 años, pero se levantaron.

¿Es decir que el estado de “perdedores” adquirió otros matices que no sólo se refieren a las pérdidas materiales y de reputación?

En 1871, los alemanes obligaron a Francia a pagar reparaciones e indemnizaciones, así como aceptar la anexión de Alsacia y Lorena. Todo esto se hizo de forma rudimentaria. Por supuesto, los franceses se tensionaron, pero pagaron todo. Sin embargo, transcurrido casi medio siglo, llegó el momento de su venganza. En el mismo vagón donde los propios franceses habían firmado la rendición, obligaron a firmar la capitulación de los alemanes. Esta crueldad cínica del Tratado de Versalles fue una respuesta a la descarada sacudida imperial alemana. Nadie escatimaba o cuidaba sus palabras.

Wilhelm II después de la intervención de Alemania, Rusia, Gran Bretaña y Francia en la “cuestión china” en 1900, dijo: “Que los chinos por cien años recuerden el espíritu de Atila”. Incluso la falta de tacto de los líderes de hoy no se puede comparar con la falta de tacto de los líderes de esa época.

La bomba atómica acompañó en 1945 la rendición de Japón. Pero podemos decir que las reparaciones exigidas por los ganadores a Alemania y Japón eran moderados en comparación con lo de Versalles.

El estilo de la victoria sobre el enemigo llegó a la cima de una especie de “arte Jesuita” en 1991, cuando la Unión Soviética se rindió, y el pueblo soviético ni siquiera fue consciente de la rendición. Por otra parte, muchos tomaron el colapso de la Unión Soviética y las obligaciones que se derivaron hacia la Federación Rusa como la “libre elección de un pueblo libre.” Esta idea, que debe pronunciar con claridad hoy. En los discursos oficiales escuchamos que: “¡Tenemos que mejorar nuestra soberanía económica!” ¿Quiere esto decir que alguna vez la habíamos entregado?

La imagen es muy dinámica y no da la impresión de que al menos uno de los sujetos descritos por Usted haya alcanzado hoy su conclusión histórica. ¿Podemos decir que el carácter permanente de confrontación se debe a la existencia de algunas naciones “agresivas” o “amantes de la paz”?

Aquí es necesario recordar la práctica establecida en los últimos siglos: la división de los países en “grandes” y “pequeñas” potencias.

La Paz de Westfalia se firmó en 1648, al final de la Guerra de los Treinta Años. En esta guerra, los líderes de decenas de entidades buscaban unas reglas comunes de juego y finalmente las encontraron, dividiendo las potencias en dos categorías. A las “pequeñas” potencias les correspondía ser responsables de importantes funciones del Estado: la recaudación de ingresos, la protección de la población, la contratación en su territorio, la administración de las funciones públicas. Las “grandes” potencias recibían, además de todo eso, el derecho a interferir en los asuntos de las naciones pequeñas. La base para determinar el grado de las “grandes” potencias era su potencial demográfico, tecnológico y económico. Son estos poderes los que se convirtieron en grandes imperios, los que colonizaron áreas “atrasadas”. Las principales “grandes” potencias decidían cuáles deben ser las reglas del juego en Europa y más allá. Para abordar estas cuestiones se crearon las organizaciones internacionales.

En 1815 se creó la Santa Alianza, pero sólo tuvo una década de trabajo efectivo. Posteriormente, las “grandes potencias” formaron la base de la Sociedad de Naciones, pero esa organización fue incapaz de cumplir el papel de coordinador de las relaciones internacionales. Entre las guerras no había instituciones universalmente reconocidas para el comercio mundial. Esto llevaba a la aparición de una turbulencia global en los intereses de las “grandes” potencias y, más tarde, a la guerra. Este algoritmo del desarrollo de los conflictos no ha quedado en la historia y persiste en la actualidad. Las guerras mundiales están vinculadas a los intereses y la lucha por el dominio entre las grandes potencias, el deseo de los círculos gobernantes de algunas de ellas para lograr y mantener la dominación mundial. Alrededor de las grandes potencias surgen coaliciones, y además, ellas mismos forman tales coaliciones. Como agresor directo en las dos guerras mundiales del siglo XX actuó Alemania, empeñada en ganar un “lugar bajo el sol”. Pero los problemas sistémicos de la economía mundial y la política fueron fundamentales.

¿Cómo se explica el colapso de las “grandes” potencias? ¿Por qué España pierde rápidamente sus colonias? ¿Por qué pierden su estatus las “grandes” potencias?

De alguna manera tuve la oportunidad de visitar, con el gran científico alemán Gerhard Mensch, el monumento a Enrique el Navegante de Portugal en Lisboa. Mensch me dijo entonces que este monumento era sepulcral, porque el imperio y la expansión colonial tienen un efecto negativo inevitable, que es el agotamiento de las fuerzas del imperio, para el sostenimiento de su estatus mundial. De hecho, la mayoría de los países de habla hispana contemporáneos en América del Sur y Central son antiguos españoles. Ellos realmente corrían para salir de España y con ellos huyó también el capital. Esto desempeñó un papel muy importante en la caída de los imperios, y la fuerza del actual imperio estadounidense es que hasta ahora las personas y los recursos “fluyen” hacia ellos. Desde los Imperios de los pueblos europeos fluían hacia fuera, incluidos los del Imperio Ruso que eran “flujos” a los suburbios, “desenergizando” y negando una energía muy importante al centro. Esto es lo primero. La dinámica tecnológica es lo segundo. Este momento para España en su oportunidad fue crítico, perdieron el liderazgo tecnológico, “sobrepiratearon”. Gran Bretaña, por el contrario, tuvo la suerte de la revolución industrial. Sin lugar a dudas. Mientras los conquistadores derrotaban a los indios ello pagaba sus dividendos, pero la larga rivalidad entre Portugal, España y otros países europeos los desangraba. Recordemos las preocupaciones del duque de Alba, España trataba sin éxito de mantener el control sobre las colonias contra la creciente influencia de los Países Bajos.

Si comparamos la posición ya de los Países Bajos y el Reino Unido, podemos ver que la elite británica es más ruda, más centrada. De hecho, el epicentro de la transferencia de experiencia para dirigir un imperio se encamina desde Génova y Venecia, con la caída de la hegemonía europea tradicional, a lo largo de un vector noroccidental, hacia Londres. Y no es casual que en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial una condición para la aceptación por parte de los estadounidenses del estatus, con los derechos y obligaciones propios de la hegemonía, haya sido la transferencia inevitable de la experiencia imperial británica. Los oficiales navales tuvieron que compartir no sólo los mapas de navegación, sino también la experiencia de navegación, ya que la Marina de los Estados Unidos no la tenía. Los británicos tuvieron que compartir el conocimiento tecnológico, la tecnología nuclear, los radares y, por supuesto, la experiencia de los servicios de inteligencia. Tome nota de que la oficina de servicios estratégicos, la CIA, aparece en 1947 y, de hecho, antes de la guerra, la inteligencia estadounidense se había centrado ya sea el FBI o en el Departamento de Estado y las agencias de inteligencia, como las del Reino Unido, no existían. Mediante la creación de la alianza, los estadounidenses ganaron a lo grande como nuevos aprendices.

¿Pueden las “pequeñas” potencias tener influencia? ¿O será que objetivamente sus tareas solo pueden incluir las cuestiones internas de la política nacional?

Ha habido momentos en que la condición de “pequeña potencia” no se corresponde con la situación real del país.

Por ejemplo, la cruz del Imperio británico la pusieron la India y Arabia Saudita. Churchill se vio obligado a aceptar la influencia de Estados Unidos en Arabia Saudita, así como tratar condescendientemente la liberación nacional de la India y otras colonias. Precisamente, el representante de la India, hablando en una conferencia en San Francisco en 1945, dijo que la India era una “pequeña potencia”, pero, ¿será que todos recordamos que la India aportó 2.5 millones de soldados a la victoria sobre el fascismo? ¡Se trata de un contingente en serio! Y el representante de la India “suavemente” pidió a sus colegas no olvidarlo. ¿Quién conoce ahora sobre la contribución multimillonaria de China a la guerra contra Japón en 1931? Esas también fueron cantidades masivas y las mismas han hecho cambiar las relaciones con las alguna vez llamadas “pequeñas potencias”.

También se conoce la definición de “superpotencia”. ¿Por qué su aparición fue posible como resultado de la Segunda Guerra Mundial?

Después de la Segunda Guerra Mundial surgieron dos superpotencias (es decir, dos “grandes” potencias, pero con “superpotencial” influencia global): los EE.UU. y la URSS. En términos económicos, esto significó la división de un único mercado mundial en capitalista y socialista, lo que sería el principal resultado económico de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora hay una “superpotencia”, los EE.UU, y dos “cuasisuperpotencias”, la Unión Europea y China.

Con todo y sus fuerzas, Rusia ocupa el cuarto lugar y pese a cualquier discusión, sigue siendo un “gran poder”, a pesar del constante debate acerca de que nuestro estatus no está por encima, supuestamente, del de una potencia regional, es decir, de un país cuyo desarrollo es dependiente. En muchos aspectos, somos demasiado dependientes de las importaciones de bienes, servicios e instituciones. Pero estos ya son aspectos de nuestra rendición en 1991…

http://www.rusanica.com/component/k2/item/7-causas-y-consecuencias-economicas-de-la-segunda-guerra-mundial-1-parte

http://www.rusanica.com/component/k2/item/10-causas-y-consecuencias-economicas-de-la-segunda-guerra-mundial-parte-2